miércoles, 19 de agosto de 2015

#FutSal │Luis Ariza honra con su talento la camiseta del Deportivo Tachira



El respeto, consideración, estima, admiración y tantos otros calificativos positivos dignos de igualar son los que entrega en cada jugada o movimiento en el tabloncillo Luis Enrique Ariza a su equipo el Deportivo Táchira Fs.C. Honrar al equipo es su día a día, máxime cuando va más allá de los rectángulos de juego.

Orangel Ariza era un portero estrella dentro y fuera de la escenarios deportivos, la vida le entregó un ciudadano ejemplar a San Cristóbal, el cancerbero era conocido en Puente Real, Plaza Venezuela, 23 de Enero y todas las canchas de la ciudad, Orangel el amigo, el futbolista y el padre de Luis, niño que soñaba con continuar los pasos de su progenitor.

“Un día nos dijo que si moría seria en una cancha de fútbol, bueno le dijo a mi mamá, yo era un niño, pero lo imagino como lo dijo y así fue, en pleno partido de fútbol le dio un infarto que terminó con su vida”, relata con respeto Luis Ariza, lleno de pasión por todo lo que deja el recuerdo de su padre en su vida. El amor a su padre, la pasión al fútbol y la vida por los  colores amarillo y negro quedaron como grandes enseñanzas.

El 8 de marzo de 1996 se jugaba una de las tantas finales en la cancha de Puente Real, en ese preciso momento le llegó la hora de la partida al cancerbero Orangel Ariza. El equipo Leones 23 de Enero sufría la baja más dura de su historia que impactaría en el recuerdo de los presentes y mucho más en su hijo, Luis quien apenas contaba con tres años.

“Aunque mi padre murió y yo estaba aún muy niño con tan solo 3 años, mi padre siempre me llevaba a las canchas y después en mi adolescencia siempre se hablaba de mi padre el futbolista como uno de los más grandes, con mucha honra”, agrega el efectivo del tabloncillo, con la conmoción por el vacío en su vida tras la desaparición física de su padre, convirtiendo el dolor en honra a su gran ejemplo y al Deportivo Táchira Fs.C., equipo al que ha pertenecido desde sus inicios, cuando la Plaza Venezuela fue tomado como integrante de las canteras del Carrusel Aurinegro.


“Por mi destacado padre en la portería, por esos recuerdos tan impactantes hoy han dado pie a la alta disciplina, dedicación y entusiasmo con que me entregue al fútbol sala como profesional desde niño y el 2012 cuando fui subcampeón en mi primer torneo Futsal, trato en cada campeonato dar lo mejor de mi dentro y fuera de la cancha dando el ejemplo a las nuevas generaciones”, explica Luis Ariza, destacando lo importante que ha sido ese primer amor al fútbol para su desempeño y pasión cada minuto jugado, hoy ya culminando su segundo año de Educación Básica Integral en la Universidad de los Andes se siente pleno de lo que la práctica atlética le ha dejado en su vida.

Hoy el Deportivo Táchira Fs.C. cuenta en sus filas con un jugador lleno de emociones por cada acción que lleve la pasión aurinegra, dentro y fuera de la canchas. Luis Ariza está preparado para dar lo mejor de sí, con esa personalidad humilde y sin egos personales.

“Mi meta es esa, llegar y no conseguir el campeonato en el 2012 me pone en deuda constante con la segunda estrella y la pasión por el equipo se mantiene siempre que me den la oportunidad de trabajar cada minuto”,  define el alero aurinegro, quien también representa el mejor portero-líbero tal cual como su padre solía hacerlo, lleno de emociones y muy centrado con la mira en llegar lo más lejos posible en el torneo actual de futsal.

Luis Enrique Ariza es hoy uno de los aleros históricos que será muy recordado y seguido siempre en los torneos de futsal Venezolano. Hoy ya es la mirada de todos, no por ser el más goleador o el más valioso, es por lo que representa para el Deportivo Táchira Fs.C. La entrega por el deporte de los espacios reducidos, la pasión y la vida por su equipo y la honra por su padre el arquero, el futbolista, más allá de los 40 minutos que dura cada juego; representan sus mejores argumentos.

Prensa Deportivo Táchira

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